A principios de los 90 la reconocida marca de dulce de leche encargó a la Agencia una estrategia para el reposicionamiento de su tradicional producto, a partir de la decisión de renovar todos sus envases. Se decidió establecer una fuerte diferenciación con sus competidores de alcance nacional, de gran inversión en medios y que apuntaban a una imagen tecnológica de sus productos, dándole al producto local un indudable tono artesanal. Así, se recuperaron los antiguos atributos de marca pero organizándolos de una manera actualizada, dentro de un relato estético de producto natural y genuino. Este diseño se aplicó a toda la línea de productos, incluyendo los que se exportaban como delicatessen al Reino Unido, bajo la marca Tesco, y a la incipiente línea de quesos y yogures. La marca mantuvo su liderazgo en la región que llegó a representar el 70% del mercado.